
Antes, el 2012 había sido la Voyager 1; hoy la revista Nature Astronomy publica que a miles de millones de kilómetros de distancia, la Voyager 2 tras 42 años de vuelo, ha salido del Sistema Solar para adentrarse en el espacio interestelar. Es un hito que pasa desapercibido, la soberbia humana nos hace pensar que seguimos siendo el centro del universo, cuando la verdad es que somos una infinitesimal porción de vida al final de la galaxia, y ésta, colgando en un recóndito rincón del espacio sideral.
Quizás sí tomar conciencia y poder reflexionar acerca de nuestra pequeñez nos sirva para comprender que, más allá de nuestras diferencias, nos hermana nuestro origen y destino común y que sin la ayuda de los demás, nos será imposible transitar hacia la trascendencia individual y colectiva.